Diciembre 2011
El tratamiento para Cáncer
Uno de los efectos de la quimioterapia es la indudable pérdida de cabello. Aquí estoy a punto nuevamente de perder el cabello. Es algo así como Sansón perdiendo su fuerza, en ello va tu confianza y autoestima. El momento de la caída es doloroso por estos aspectos, físicamente produce una sensación dolorosa. Tocar o mover el cabello causa que literalmente sientas cada terminación de tu cabello en tu piel.
Tan solo la palabra quimioterapia, produce una sensación de mareo y nausea. Según me explican es la memoria del cuerpo reaccionando o rechazando. En esencia también es tu cuerpo siendo anegado por un químico que ahoga tus células, impide su producción. El avance y saturación del producto en tu cuerpo es una marca de color obscuro en tus dedos, lengua y boca. Más el olor característico de tu estómago tratando de digerirlo y ser quemado.
Conozco bien estos efectos, y he estado negada a escribir. No lo hago para asustarte. Lo hago para decir, que ya lo he pasado y no he estado sola.
En todo, Dios quiere que tengas vida y la tengas en abundancia, el perfecto amor de Dios echa fuera el temor. El temor afecta tu sistema inmunológico. Referirse ahttp://www.ensenada-baja-vacations.com/el-amor-y-los-neuropeptidos.html
O cualquier otra página.
Disculpen por ser tan gráfica, las inyecciones y el dolor me atemorizan, en ese temor fue necesario picarme en tres ocasiones (en el catéter en el pecho), resultaba imposible introducir la aguja. Una vez dentro, mi cuerpo la botaba.
La única manera de sobrepasar esto, es en oración, confiando en la salud que Jesús compró, confiando que estamos en su cuidado. Estos momentos y muchos otros que vienen con la enfermedad y el mismo tratamiento no son para pasarse en nuestras fuerzas. Esto solo produciría desgaste y mayor miedo. Según he leído; “Hay dos formas de encarar la vida. La primera es con total dependencia de tus propias fuerzas y esfuerzos, y la otra es con total dependencia del inmerecido favor y las bendiciones de Dios” Joseph Prince.
Las posteriores aplicaciones de quimio, no fueron traumáticas, no hubo efectos de mareo y nausea, no hubo fuegos en mi boca.
De vida en abundancia puedo hablar, desde el fallido diagnóstico al tratamiento, he visto a mi hijo mayor graduarse con honores, voy a mitad de la universidad de mi hijo menor y avanzado en la formación de mi hija de 13 años. Veo una nueva generación. No he perdido ni un solo día de trabajo, si he perdido algunas diversiones y salidas. He Conocido a Dios como jamás lo había conocido.
Otro efecto del tratamiento, es la debilidad.
Pasó que bajaba las escaleras de mi casa, y me fallaron las fuerzas, quedé sentada. Sola, empecé a llorar. Era temprano y faltaba mucho por hacer. Imposible llamar a tus hijos, pidiendo que te levanten del suelo (no es bueno para su ánimo). Solté unas cuantas lágrimas y clamé a Dios.
He escuchado mucho el versículo “te da fuerzas como las del búfalo”. Lo declaré, quería levantarme y llegar a la mesa. Ya en compostura, llamé a mi hijo mayor, quien empezó a movilizar a todos en la casa. Sin ningún regaño, sin ningún quejido, tres jovencitos prepararon su desayuno y se prepararon para ir a la Iglesia, Sin ningún berrinche! Quedé maravillada.
Ya en calma, decidí investigar a lo que se refiere este versículo. Sabemos que el bufalo es un animal usado para carga pesada, trabajo bajo el sol. La versión en Inglés dice, levantas mi cuerno. (al hacerlo, tu cabeza se levanta) El mismo Dios levantando tu cabeza, de entre tus manos con lágrimas. Dice además unges mi cabeza. Esa unción es derramada a todas áreas de tu vida, facilita cualquier situación en la que estés, es refrescante.
